domingo, 28 de septiembre de 2008

crónicas del interrail 2008 (VII)


he andado liada esta semana y no he podido seguir con la historia del interrail, es lo que tiene un curro nuevo en algo en lo que no has estado nunca, que cuesta una barbaridad pillarle el truco, de todos modos aun me escaqueo de enseñar cámas de fotos, tengo que saber que decir primero, pero por lo demás bien, mis compañeros son muy majos y eso ya hace mucho en un trabajo.


pues nada, sigo con lo mio:


Día 9 (14/8) Basilea/Lucerna

Tras llegar a la conclusión de que una de las inglesas estaba haciendo cura de sueño, dejamos las sábanas al curioso personaje del albergue y nos marchamos rumbo a la estación, como nos dio tiempo de sobra a ver Basilea el día anterior hacemos cambio de planes y vamos a primera hora a Lucerna.

Lo primero reservamos el tren de Zurich a Munich no ser que nos pase como en Florencia que perdimos hora y algo, pero no, los suizos están mucho mejor organizados y no perdemos mucho tiempo, eso si, desconfiados si son porque secuestran la tarjeta hasta que firmo la factura.

Partimos rumbo a Lucerna, pero perdemos el tren, sale un minuto antes de la hora, hay que jorobarse que puntualidad mas exagerada, desayunamos café aguado y pillamos la tableta de chocolate mas barata y grande que vemos 5.50 CHF por 400 gramos de chocolate.

Tras acribillarnos el billete de interrail que ya está asquerosete con ganas, lo primero como siempre la oficina de turismo de la estación.

Rebe está picada porque siempre habla ella, que le vamos a hacer si mi inglés es una mierda. Pues nada, me toca a mi, eso si, quedo muy bien porque la señora era muy simpática y además se la entendía, da la impresión que hasta se inglés y todo, nos describe Lucerna como a “really small city” y tras eso nos pintarrajea el plano por todas partes, con lo que flipamos un poco pues menos mal que era “small”…

Vamos al albergue y de nuevo entramos en la zona industrial, eso si, los suizos como son muy cucos, tienen un puente que puedes saltar la zona industrial pasando sobre el lago, que por cierto las vistas son muy bonitas, como llegamos muy pronto nos permiten subir a las habitaciones a dejar la mochila, pero nos tenemos que ir y dejar el DNI de Rebeca, porque la reserva está a su nombre, con lo que va indocumentada, menos mal que tiene el de conducir que en una mala sirve…

La “really small city”, es la segunda ciudad mas bonita que he visto nunca, muy muy muy cerquita en el ranking de Berna, pasamos lo primerito por el puente, que es precioso y está lógicamente atiborrado de turistas, además hace un día medio soleado y con calorcito. El puente en cuestión tuvo un incendio gordísimo en el 1993, que destruyó mas de la mitad, lo han reconstruido, pero por desgracia las pinturas del interior se perdieron en su mayoría y han dejado metacrilatos sustituyéndolas, una pena…

Tras comprobar que el casco viejo es una pasada de sitio con casas de cuento y millones de tiendas carísimas haciendo un alarde de fuerza subimos a ver las murallas, menuda
cuestecita….
Como llegamos con la lengua fuera nos zampamos el chocolate para recuperar fuerzas, que por cierto estaba buenísimo, o era el hambre, no se y menos mal porque nos encontramos con un montón de escalones empinados para subir a la muralla, eso si, la vista desde la muralla una pasada, ¡qué bonito es Lucerna!, aunque para variar empiezan a asomar sobre las montañas unos nubarrones muy feos y muy negros.

Decidimos ir a ver el monumento del león, que está en la otra punta antes de que se nuble y diluvie, que ya nos conocemos como se las gasta Suiza con la lluvia y de camino nos encontramos con una legión de orientales sacándose fotos con los cisnes, anda que no habrá nada mejor…

El monumento es una pasada, pero tenemos un error de cálculo, esta vez no nos perdimos, por una vez, pero al llegar no había nadie, nos quedamos mirando al leoncillo y el estanque y leyendo los cartelitos y aparece una horda de turistas que se plantan en medio y no dejan hacer una foto, pues nada, nos sentamos en un bordillo y a esperar tranquilamente, en estas que vemos pasar una parejita con pinta de españoles (yo pensaba que no, pero se nos diferencia a leguas) y en lo que estamos agudizando oído para ver si son españolitos o no, aparece el resto de la familia con un chico que tiene una camiseta de Camarón, vale, duda despejada.

Tras el reportaje de rigor, nos hemos acabado de ver la ciudad, ya es por la tarde y está refrescando, vamos al albergue y aunque nos cuesta un triunfo entendernos, pagamos y subimos a la habitación, nos encontramos con una australiana muy simpática que nos enseña las cosas que ha comprado y nos comenta que Suiza es cara, el caso es que a las 6 se mete a leer a la cama y nosotras le dejamos en la habitación para no molestar y decidimos ir a Zug que está cerca y parece bonito.

Antes de salir del albergue me doy un susto muy gordo con la cámara, se me resbala cuando estoy hablando por teléfono y estampa en el suelo, eso si, con la funda puesta (la distancia sería como de 20 centímetros de caída o así, que se ha llevado golpes mas gordos) total, salen las pilar por un lado la tapita por otro y la chapa de dentro por otro, aparte se queda el filtro incrustado en el objetivo de la cámara, tras una dura pelea gano yo y la cámara queda aun mas ruinosa pero en funcionamiento y con la pila amenazando acabarse, pues poco mas menos como estaba antes…

El tren hacia Zug tiene unas siglas raras y no sabemos si tenemos que pagar, así que vamos a las taquillas y tenemos un serio problema de comunicación, entre que el chico no escucha lo que decimos y nosotras no entendemos mucho lo que dice, nos manda ir a por el tren que va a salir, pero no queremos eso, ya lo vemos en los carteles, es si vale el billete, pregunta a Rebeca si es rusa y ya desistimos de ir a Zug, el tren lo íbamos a perder, son las 6 y pico y se está poniendo realmente feo el día…

Decidimos dar un paseo sin rumbo fijo y nos encontramos con un ajedrez gigante y un gato clavadito a Fausto pero en listo, debe de ser su primo suizo, no puedo hacerle una foto porque está debajo de unas bicicletas intentando cazar, no voy a molestar a familiares de mi gato.

Pasamos por los jardincillos de al lado del lago y vemos la zona de los chavalillos que van de malotes y la zona donde están los mas mayores haciendo deporte, madre mía los suizos…

Ya como empieza a anocheces nos retiramos, como la australiana está felizmente roncando (literal, parecía un oso) nos duchamos y vamos en busca de comida, se hace de noche y no encontramos nada, aprovechamos por primera vez la cocina del albergue y compramos fideos chinos para poder comer algo en caliente, cuando vamos a ir ya a dormir, empieza a diluviar como solo sabe hacerlo en Suiza, cotilleamos desde la ventana a los chavales que estaban todavía pro el parque que huyen despavoridos y nos metemos a dormir, ahora tenemos también a una francesa (creo), pues nada, a dormir a ver si descarga tanto por la noche que ya no cae mas al día siguiente…
p.d- la foto es del puentecillo...

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