miércoles, 26 de diciembre de 2007

30 años sin el genio


no me queda otra que escribir hoy algo sobre el genio de los genios del cine, ha habido otros tan buenos como el sin duda, pero mejores ninguno:

charles spencer chaplin "charlot"
(londres, 1889-corsier-sur-vevey, suiza, 1977)
murió el día de navidad, según su hija geraldine fue su venganza, el también odiaba la navidad.

seguro que también odiaría el canon de autores y a la sgae
.

voy a pelearme un rato con el ordenador que hoy está poseido y solo quiere arrancar linux, creo que ha matado a windows...

martes, 11 de diciembre de 2007

felices...fiestas?


Al igual que el 99% de la población yo también tengo tirria a las navidades, vayamos por partes:


1-Para empezar, qué credibilidad tiene una fiesta "supuestamente" cristiana, literalmente copiada de tradiciones paganas?, pero bueno, esto ya da igual porque ya es una fiesta popular/comercial y no religiosa.


2- El bombardeo mediático, de fiestas fiestas, navidad, papa noel, lucecitas, villancicos y verborreas varias a un mes de que empiece.


3- La manía de celebrarlo en familia, con sus broncas, sus molestias por los desplazamientos, las partidas de mus (parecen inocentes pero ya, ya...), las comilonas (dolor de estómago), el cava/champán/sidra/derivados (resaca criminal), la navidad de raphael, el mensaje del rey...

acaso no dan ganas de matar y después quemar la tele? o en orden inverso.


4- Gastos, gastos y mas gastos:

- cena de empresa

- amigo invisible

- cenas con amigos

- cava a 5 euracos la botella con amigos

- papa noel, reyes y mierdas varias

- la temible nochevieja con sus precios abusivos

- las partidas de mus con la familia feliz


y digo, yo qué sentido tienen las navidades una vez que te enteras del trauma de los reyes?


iba a publicar cuando me ha llegado esto:


No eres bueno y nunca lo has pretendido ser. Estas fechas te deprimen, tanta bondad te empacha, agudiza tu visión cínica de la vida. No te preocupes, no eres el único. Somos muchos los que pensamos como tú. Juntos, siguiendo estos pequeños consejos, podremos hacer posible la otra navidad.


1. Rodea tu belén con alambre de espinos para reproducir fielmente el paisaje de la Palestina actual. Organiza una intifada con los pastorcillos contra "esos" colonos judíos que se han instalado en el pesebre. Envía un ángel para convocar una conferencia de paz. El día anterior, haz estallar un coche bomba en el centro de la anunciación.


2. Acude a unos grandes almacenes y acércate a todas las parejas con niño que encuentres. Exígeles cierta cantidad de dinero a cambio de no contarle a su hijo toda la verdad sobre Santa Claus. Con el dinero recaudado mediante el impuesto revolucionario, cómprate un disfraz de Papa Noel leproso y siembra de minas antipersona el recorrido de la cabalgata de los Reyes Magos.


3. Evita ver la maratón solidaria que todas las cadenas de televisión organizan por estas fechas. En lugar de ello, acércate al videoclub y alquila películas como "La maldición de Damián", "El día de la bestia" o la serie completa de "Posesión infernal".


4. En lugar de la consabida estrella, coloca en tu belén un asteroide salido de su orbita que colisionará con la Tierra el día 24 de diciembre, a las 23 horas, 58 minutos.


5. ¿Quieres acertar la lotería de Navidad? No compres ningún décimo y obtendrás un premio directo de 20 euros. A todo aquél que te ofrezca una participación, mírale con desprecio y ábrele los ojos contándole las pocas probabilidades que existen de que su número salga premiado, amén de los impuestos que el Estado recauda con la lotería y los peligros de convertirse en un peligroso ludópata.


6. Envía una tarjeta navideña a todos tus familiares y conocidos. En lugar del tópico "Feliz Navidad y prospero Año Nuevo" escribe tus verdaderos deseos. La próxima Navidad te ahorrarás una pasta en sellos.


7. Cambia la letra de tus villancicos preferidos. Por ejemplo: "Mueren y mueren los peces en el río, pero mira cómo mueren, por los residuos radiactivos". O bien: "Esta noche es Nochebuena y mañana, Navidad, y al otro con resaca me vuelvo a trabajar".


8. Tira los envoltorios de los regalos y las botellas de champán directamente a la basura. Tus residuos te pertenecen y puedes hacer con ellos lo que te venga en gana, el Ayuntamiento no tiene derecho a recaudar fondos a costa de tus desperdicios con el pretexto de reciclarlos.


9. Denuncia al rey Baltasar y asegúrate de que le apliquen la Ley de Extranjería.


10. Rocía el árbol de Navidad con sal fuman diluido en agua al 10%, para que no eche en falta la lluvia ácida de los bosques de donde procede. Con las bombillas, provoca un incendio forestal. Después, recalifica los terrenos (sobornando a cuantos políticos y funcionarios sea menester) y construye, construye...


11. Huye del consumismo. Viaja a un país exótico y disfruta por todo lo alto de unas merecidas vacaciones en un hotel de lujo.


12. Proclama la República en tu belén. Fabrícate una guillotina con el cuchillo de cortar jamón (al precio que va el jamón, para otra cosa ya no sirve) y decapita cada día a un Rey Mago. O bien organiza un pelotón de ejecución con los Power Rangers de tu hijo. Confisca las ovejas a los pastores y despluma al ángel. Construye iglesias y después quémalas.


13. Una vez destronada la monarquía, convoca unas elecciones para que tus hijos elijan libremente a tres Presidentes de República Magos. Hazles promesas electorales para el día 6 de enero que naturalmente no piensas cumplir. Instrúyeles en la Democracia



cómo puede ser que no haya escrito yo esto?

domingo, 9 de diciembre de 2007

asnos estúpidos


Para mi de lo mejorcito que he leido nunca, lo tenía por ahí mi padre que una vez regalaron el libro con un periódico, lo leí siendo una enana (no he crecido mucho, pero he envejecido) y me marcó:


Naron, de la longeva raza rigeliana, era el cuarto de su estirpe que llevaba los anales galácticos. Tenía en su poder el gran libro que contenía la lista de las numerosas razas de todas las galaxias que habían adquirido el don de la inteligencia, y el libro, mucho menor, en el que figuraban las que habían llegado a la madurez y poseían méritos para formar parte de la Federacion Galáctica.


En el primer libro habían tachado algunos nombres anotados anteriormente: los de las razas que, por el motivo que fuere, habían fracasado. La mala fortuna, las deficiencias bioquímicas o biodísicas, la falta de adaptación social se cobraban su tributo. Sin embargo, en el libro pequeño no había habido que tachar jamás ninguno de los nombres anotados.


En aquel momento, Naron, enormemente corpulento e increíblemente anciano, levantaba la vista, notando que se acercaba un mensajero. -Naron -saludó el mensajero-.¡Gran señor! -Bueno, bueno, ¿qué hay? Menos ceremonias. -Otro grupo de organismos ha llegado a la madurez. -Estupendo. Estupendo. Actualmente ascienden muy aprisa. Apenas pasa año sin que llegue un grupo nuevo. ¿Quiénes son ésos? El mensajero dio el número clave de la galaxia y las coordenadas del mundo en cuestión. -Ah, sí -dijo Naron-. Lo conoco. -Y con buena letra cursiva anotó el dato en el primer libro, trasladando luego el nombre del planeta al segundo. Utilizaba, como de costumbre, el nombre bajo el cual era conocido el planeta por la fracción más numerosa de sus propios habitantes.

Escribió, pues: La Tierra.

-Estas criaturas nuevas -dijo luego- han establecido un récord. Ningún otro grupo ha pasado de la inteligencia a la madurez tan rápidamente. No será una equivocación, espero.

- De ningún modo, señor - respondió el mensajero.

- Han llegado al conocimiento de la energía termonuclear, ¿no es cierto?

-Sí, señor.

-Bien, ése es el requisito. -Naron soltaba una risita-. Sus naves sondearán pronto el espacio y se pondrán en contacto con la Federación.

-En realidad, señor -dijo el mensajero con renuencia-, los Observadores nos comunican que todavía no han penetrado en el espacio.

Naron quedó atónito. -¿Ni poco ni mucho? ¿No tienen siquiera una estación espacial?

-Todavía no, señor.

-Pero si poseen la energía termonuclear,¿dónde realizan las pruebas y las explosiones?

-En su propio planeta, señor.

Naron se irguió en sus seis metros de estatura y tronó: -¿En su propio planeta?

-Sí, señor.

Con gesto pausado, Naron sacó la pluma y tachó con una raya la última anotación en el libro pequeño. Era un hecho sin precedentes; pero es que Naron era muy sabio y capaz de ver lo inevitable como nadie en la galaxia.
-¡Asnos estúpidos!- murmuró.

Fin.


Comentario de Isaac: Me temo que éste es otro cuento con moraleja. Pero verán ustedes, el peligro nuclear escaló puntos cuando Estados Unidos y la Unión Soviética, cada uno por su parte, construyeron la bomba de fusión, o de hidrógeno. Yo volvía a sentirme amargado


Asnos Estúpidos Isaac Asimov 1975 Compre Júpiter (Buy Jupiter) Traducción: Baldomero Porta para Ediciones Bruguera.1976 1986-98 Plaza & Janés.


Es o no es bueno?