estos días no he contado nada porque mis fotos las tenía que escanear y las de rebeca ya son digitales, hoy me las ha dado y hoy sigo con la matraca:
Día 3 (8/8) Roma/Florencia/Pisa/Lucca
Andaba yo despertándome cada dos por tres, porque por lo visto fuera de España no se conoce la existencia de unos increíbles avances tecnológicos llamados persianas y mirando el móvil para ver la hors, la alarma estaba puesta a las 6:15, teníamos que levantarnos, prepararnos, asearnos, revisar todo y subir la cuesta hacia Termini mochila a la chepa. Aparte íbamos a tomarnos un café en la estación para desayunar y a subir tranquilamente al tren a las 7:17 hacia Florencia, además estrenábamos interrail, yujuuu.
Total, que en una de estas abro el ojo y ¡Oh, horror!!!!, son las 6:50 de la mañana, no ha sonado el despertador, sacudo a Rebeca, vamos corriendo al baño recogemos corriendo, hablamos sobre la posibilidad de llegar al tren y acabamos decidiendo que es una imposibilidad, aun así recogemos todo a toda pastilla y subimos hacia Termini, pensando en las opciones, pillar el tren rápido y pagar 15 eurazos o preguntar en taquilla otro regional.
Llegamos a Termini a 7:19, lástima, miramos aun así los paneles, no viene Florencia, pena, a las taquillas pues.
En taquillas vemos uno a las 9:30 que nos sirve, pues nada a tomarse un cafecito tranquilamente al lado de unos Neos y a sentarnos fuera a hacer tiempo con los vagabundos, total, no damos tampoco demasiado el cante…
Entramos a las 9 no vaya a ser que encima perdamos el tren, que es una estación gigante, todos empiezan a retrasarse, viva Italia. Al final subimos al tren casi 20 minutos tarde y descubrimos que en el cartel lo anuncian como regional a Milán, mierda, viendo los retrasos que traen fijo que podríamos haber salido en el otro que seguro que estaba cuando llegamos. Ya en el tren, unas señoras nos hacen levantarnos de los asientos, a nosotros y a una pareja de a saber qué, que estaban en unos asientos cercanos, total que las señoras que nos han hecho levantarnos hacen tapón en el pasillo y no hay forma de pasar, yo empiezo a hacer gestos a Rebeca de coger carrerilla y saltarlas y esas cosas y una señora al lado nuestro se ríe y no se exactamente que nos cuenta pero creo que nos apoyaba y al final nos desea buen viaje cuando nos dejan pasar (que el tapón seguía eh!!).
El tren sale con hora y media de retraso, empieza a darnos canguele el perder la reserva de Florencia, somos aun novatas en lo del interrail, que es el primer día en serio. Y de regalo por estrenar el billete, nos lo ticka el revisor después de mirarlos con cara rara.
Total la pareja de al lado nuestro empieza una discusión de las gordas empezando la chica a llorar y toda la movida y a mi me asustan porque de verdad que eran orcos, no se en qué idioma era, pero sonaba a orco, hemos pensado que igual era turco, porque eran morenos, pero igual es cualquier otro, vamos…
Aparece el “ángel rescatador” un chaval que ayuda a todo el mundo a bajar las maletas y a abrir la puerta (que mas de uno no sabía, incluso unos señores montan un número muy gracioso de abrir la puerta recoger las maletas, se les cerraba en los morros y a soltar las maletas y repetir jugada, medio tren partiéndose el eje y el chico nos miraba a nosotras y se reía, como si entendiésemos mucho lo que decía… nosotras muy educadas le sonreíamos porque el dúo cómico eran unos capos y porque el ángel estaba de buen ver, no nos vamos a engañar), total, que una parada antes de Florencia se baja, lástima, no nos va a bajar en brazos como queríamos.
Localizamos el albergue muy cerca de la estación, ¡qué rebuscados son los italianos!, cambian 3 veces el nombre de la calle, pero es seguir una calle recto hasta llegar.
La chica se empeña en hablarnos en inglés, y después de muchas vueltas y la ayuda de un alemán que hablaba un poco de español que sale al rescate, entendemos lo que nos dice, curioso, hay que dejar un documento de identidad que no sea el DNI (lógicamente, no puedes quedarte indocumentado por el mundo), nunca lo había visto, menos mal que rebeca tiene el de conducir.
La habitación muy chula, limpia, bonita, grande, con aire acondicionado, baño por un lado y ducha por otro, el albergue además tiene restaurante, piscina, sauna, ¡es para entrar y no salir!!, vamos, igualito que el de Roma donde nos podía haber comido una cucaracha gigante mutada. Dejamos las cosas, hacemos las camas y tal y nos vamos, al bajar un poco la calle, me doy cuenta que mi billete está guardadito en la taquilla, a volver, encontramos en la habitación un chico mexicano, al que invitamos a venir con nosotras a Pisa, pero está cansado y decide quedarse durmiendo.
Vamos rumbo a Pisa, le cuento a Rebeca que es muy difícil sacar la torre inclinada, porque el suelo está en cuesta y se tiende a poner la torre recta, es una pena, porque de verdad está muy torcida.
Andamos felizmente, cual duendecillos sacando fotos y nos piden unas asiáticas (a saber de dónde) que las hagamos unas fotos, me pongo a sacar la foto y le preguntan a Rebeca que de dónde somos, de España, total que le dicen que se ponga en la foto con ellas y empiezan a decir en castellano:
- Oh! España, España
- Hola, Buenos días
Y la gran pregunta:
- ¿Dónde está España?
En ese momento inmortalicé la cara de flipada de Rebeca en la foto.
Hemos llegado a la conclusión de que fue una mala traducción del verbo estar que en otros idiomas es igual que ser, como casi todo el mundo sabe y yo también y queda guay decirlo, que parece que controlo de idiomas.
Vista la Torre de Pisa, el Baptisterio y el Duomo, la verdad la zona de la Universidad y el río es bonita, pero tampoco se tarda gran cosa en verlo y no hay nada mas.
Vamos hacia Lucca en un tren chunguísimo que ha conocido mejores tiempos, sin revisor ni nada que se le parezca.
Al llegar a la estación hay dos salidas en cada extremo, como no sabemos por cual salir vemos a una señora que sale por la derecha, pues esa, la seguimos.
Después de una hora dando vueltas por unas urbanizaciones y estar a punto de morir de un infarto por el ladrido de un perro, que esperó a tenernos a su altura (literalmente, porque no es que seamos ninguna de las dos jugadores de baloncesto precisamente), para demostrarnos su potencia de voz, descubrimos que la salida buena era la de la izquierda.
Lucca es una ciudad preciosa, medieval, amurallada, cada rinconcito es una pasada, tiene torres, iglesias, relojes, ventanales preciosos, palacios… pero por desgracia ya no tenemos fuerzas para movernos, miramos la ciudad como las vacas al tren y nos tomamos un café en la cafetería con la camarera mas antipática de toda Italia y con diferencia. Subimos a la muralla porque nos habíamos desorientado del todo y no sabíamos volver a la estación, tras rodear media ciudad, vemos la estación, pegadita a la muralla, somos unas zotes…
El caso es que no es muy tarde, pero el tren va con gente muy rara, un vagabundo que debe de tener calor porque se pasea y mira la temperatura constantemente, un chico con pinta chunga que se pasea… de todo menos revisor.
Llegamos finalmente a Florencia y tras dar como 5 millones de vueltas y estar 3 cuartos de hora andando y pegando el morro en los cristales de todas las cafeterías, kebaps y restaurantes de alrededor acabamos en el mas cercano al albergue, qué le vamos a hacer si somos así…
Pillamos una pizza margarita, que es la mas barata para comer en la calle y el señor la hace delante nuestro y en un momento. ¡Que crack!, además es majete y se ríe porque Rebeca está como un tomate y la recomienda echarse crema (llevaba la de factor50) y a mi me dice que yo no me quemo porque soy “oscura”, tela.
Devoramos al pizza y la catalogamos como la pizza mas rica que hemos comido nunca, estaba buena si, pero de haber comido o desayunado fijo que no nos parecía tan rica. Al entrar en el albergue, tenemos compañeros durmiendo, tras la tontería de haber si son suecos y atrancamos la puerta, nos duchamos sin hacer ruido y esperamos que se seque el pelo viendo las fotos. Llega nuestro compi mexicano que parece no ser tan respetuoso con el descanso ajeno como nosotras y habla mas alto, tras una charla de qué tal la tarde, se baja al bar del albergue arreando un portazo. Nos metemos a dormir, yo creo que me quedé inconsciente antes de que la cabeza tocase la almohada…
Andaba yo despertándome cada dos por tres, porque por lo visto fuera de España no se conoce la existencia de unos increíbles avances tecnológicos llamados persianas y mirando el móvil para ver la hors, la alarma estaba puesta a las 6:15, teníamos que levantarnos, prepararnos, asearnos, revisar todo y subir la cuesta hacia Termini mochila a la chepa. Aparte íbamos a tomarnos un café en la estación para desayunar y a subir tranquilamente al tren a las 7:17 hacia Florencia, además estrenábamos interrail, yujuuu.
Total, que en una de estas abro el ojo y ¡Oh, horror!!!!, son las 6:50 de la mañana, no ha sonado el despertador, sacudo a Rebeca, vamos corriendo al baño recogemos corriendo, hablamos sobre la posibilidad de llegar al tren y acabamos decidiendo que es una imposibilidad, aun así recogemos todo a toda pastilla y subimos hacia Termini, pensando en las opciones, pillar el tren rápido y pagar 15 eurazos o preguntar en taquilla otro regional.
Llegamos a Termini a 7:19, lástima, miramos aun así los paneles, no viene Florencia, pena, a las taquillas pues.
En taquillas vemos uno a las 9:30 que nos sirve, pues nada a tomarse un cafecito tranquilamente al lado de unos Neos y a sentarnos fuera a hacer tiempo con los vagabundos, total, no damos tampoco demasiado el cante…
Entramos a las 9 no vaya a ser que encima perdamos el tren, que es una estación gigante, todos empiezan a retrasarse, viva Italia. Al final subimos al tren casi 20 minutos tarde y descubrimos que en el cartel lo anuncian como regional a Milán, mierda, viendo los retrasos que traen fijo que podríamos haber salido en el otro que seguro que estaba cuando llegamos. Ya en el tren, unas señoras nos hacen levantarnos de los asientos, a nosotros y a una pareja de a saber qué, que estaban en unos asientos cercanos, total que las señoras que nos han hecho levantarnos hacen tapón en el pasillo y no hay forma de pasar, yo empiezo a hacer gestos a Rebeca de coger carrerilla y saltarlas y esas cosas y una señora al lado nuestro se ríe y no se exactamente que nos cuenta pero creo que nos apoyaba y al final nos desea buen viaje cuando nos dejan pasar (que el tapón seguía eh!!).
El tren sale con hora y media de retraso, empieza a darnos canguele el perder la reserva de Florencia, somos aun novatas en lo del interrail, que es el primer día en serio. Y de regalo por estrenar el billete, nos lo ticka el revisor después de mirarlos con cara rara.
Total la pareja de al lado nuestro empieza una discusión de las gordas empezando la chica a llorar y toda la movida y a mi me asustan porque de verdad que eran orcos, no se en qué idioma era, pero sonaba a orco, hemos pensado que igual era turco, porque eran morenos, pero igual es cualquier otro, vamos…
Aparece el “ángel rescatador” un chaval que ayuda a todo el mundo a bajar las maletas y a abrir la puerta (que mas de uno no sabía, incluso unos señores montan un número muy gracioso de abrir la puerta recoger las maletas, se les cerraba en los morros y a soltar las maletas y repetir jugada, medio tren partiéndose el eje y el chico nos miraba a nosotras y se reía, como si entendiésemos mucho lo que decía… nosotras muy educadas le sonreíamos porque el dúo cómico eran unos capos y porque el ángel estaba de buen ver, no nos vamos a engañar), total, que una parada antes de Florencia se baja, lástima, no nos va a bajar en brazos como queríamos.
Localizamos el albergue muy cerca de la estación, ¡qué rebuscados son los italianos!, cambian 3 veces el nombre de la calle, pero es seguir una calle recto hasta llegar.
La chica se empeña en hablarnos en inglés, y después de muchas vueltas y la ayuda de un alemán que hablaba un poco de español que sale al rescate, entendemos lo que nos dice, curioso, hay que dejar un documento de identidad que no sea el DNI (lógicamente, no puedes quedarte indocumentado por el mundo), nunca lo había visto, menos mal que rebeca tiene el de conducir.
La habitación muy chula, limpia, bonita, grande, con aire acondicionado, baño por un lado y ducha por otro, el albergue además tiene restaurante, piscina, sauna, ¡es para entrar y no salir!!, vamos, igualito que el de Roma donde nos podía haber comido una cucaracha gigante mutada. Dejamos las cosas, hacemos las camas y tal y nos vamos, al bajar un poco la calle, me doy cuenta que mi billete está guardadito en la taquilla, a volver, encontramos en la habitación un chico mexicano, al que invitamos a venir con nosotras a Pisa, pero está cansado y decide quedarse durmiendo.
Vamos rumbo a Pisa, le cuento a Rebeca que es muy difícil sacar la torre inclinada, porque el suelo está en cuesta y se tiende a poner la torre recta, es una pena, porque de verdad está muy torcida.
Andamos felizmente, cual duendecillos sacando fotos y nos piden unas asiáticas (a saber de dónde) que las hagamos unas fotos, me pongo a sacar la foto y le preguntan a Rebeca que de dónde somos, de España, total que le dicen que se ponga en la foto con ellas y empiezan a decir en castellano:
- Oh! España, España
- Hola, Buenos días
Y la gran pregunta:
- ¿Dónde está España?
En ese momento inmortalicé la cara de flipada de Rebeca en la foto.
Hemos llegado a la conclusión de que fue una mala traducción del verbo estar que en otros idiomas es igual que ser, como casi todo el mundo sabe y yo también y queda guay decirlo, que parece que controlo de idiomas.
Vista la Torre de Pisa, el Baptisterio y el Duomo, la verdad la zona de la Universidad y el río es bonita, pero tampoco se tarda gran cosa en verlo y no hay nada mas.
Vamos hacia Lucca en un tren chunguísimo que ha conocido mejores tiempos, sin revisor ni nada que se le parezca.
Al llegar a la estación hay dos salidas en cada extremo, como no sabemos por cual salir vemos a una señora que sale por la derecha, pues esa, la seguimos.
Después de una hora dando vueltas por unas urbanizaciones y estar a punto de morir de un infarto por el ladrido de un perro, que esperó a tenernos a su altura (literalmente, porque no es que seamos ninguna de las dos jugadores de baloncesto precisamente), para demostrarnos su potencia de voz, descubrimos que la salida buena era la de la izquierda.
Lucca es una ciudad preciosa, medieval, amurallada, cada rinconcito es una pasada, tiene torres, iglesias, relojes, ventanales preciosos, palacios… pero por desgracia ya no tenemos fuerzas para movernos, miramos la ciudad como las vacas al tren y nos tomamos un café en la cafetería con la camarera mas antipática de toda Italia y con diferencia. Subimos a la muralla porque nos habíamos desorientado del todo y no sabíamos volver a la estación, tras rodear media ciudad, vemos la estación, pegadita a la muralla, somos unas zotes…
El caso es que no es muy tarde, pero el tren va con gente muy rara, un vagabundo que debe de tener calor porque se pasea y mira la temperatura constantemente, un chico con pinta chunga que se pasea… de todo menos revisor.
Llegamos finalmente a Florencia y tras dar como 5 millones de vueltas y estar 3 cuartos de hora andando y pegando el morro en los cristales de todas las cafeterías, kebaps y restaurantes de alrededor acabamos en el mas cercano al albergue, qué le vamos a hacer si somos así…
Pillamos una pizza margarita, que es la mas barata para comer en la calle y el señor la hace delante nuestro y en un momento. ¡Que crack!, además es majete y se ríe porque Rebeca está como un tomate y la recomienda echarse crema (llevaba la de factor50) y a mi me dice que yo no me quemo porque soy “oscura”, tela.
Devoramos al pizza y la catalogamos como la pizza mas rica que hemos comido nunca, estaba buena si, pero de haber comido o desayunado fijo que no nos parecía tan rica. Al entrar en el albergue, tenemos compañeros durmiendo, tras la tontería de haber si son suecos y atrancamos la puerta, nos duchamos sin hacer ruido y esperamos que se seque el pelo viendo las fotos. Llega nuestro compi mexicano que parece no ser tan respetuoso con el descanso ajeno como nosotras y habla mas alto, tras una charla de qué tal la tarde, se baja al bar del albergue arreando un portazo. Nos metemos a dormir, yo creo que me quedé inconsciente antes de que la cabeza tocase la almohada…
p.d- la foto es del atardecer en lucca, lástima esar tan cansadas....
p.d2- norther en madrid el 29 de noviembre a las 8 de la tarde en ritmo y compás, allí estaré, no me lo quiero perder!!!!!!!!!
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