lunes, 8 de septiembre de 2008

crónicas del interrail 2008 (IV)

me estoy enrrollando mucho, que me he dado cuenta, voy a juntar hoy los dos días de florencia, que total, tampoco hicimos tanto (solo ver la ciudad entera...)


por cierto el 29 de noviembre concierto de norther en madrid, no se quien irá, pero yo también, no me lo pierdo!!!


Día 4 (9/8) Florencia

Para un día que no teníamos demasiada prisa nos dedicamos a descansar y a levantarnos un poco mas tarde, bueno poco mas porque nos levantamos a las 10 o así…
Ese día si que dormí como una bendita a pesar de que seguimos sin persianas, que dolor.
Ya nos decidimos a levantarnos y conocemos a nuestra compañera nueva de cuarto, porque por la noche no estaba, es una inglesa, muy simpática por cierto, la verdad es que se la entendía de maravilla, le digo que el inglés no es lo mío, pero bueno mas o menos conseguimos comunicarnos, estaba recorriendo el sur de Europa, de Italia iba a pasar a Francia y a España.
Nuestro amigo el mexicano vuelve, al final ha decidido quedarse un día mas y tiene que cambiar de habitación, nos despedimos de los dos y nos vamos a recorrer mundo que a eso hemos ido, los dormilones están desaparecidos.

Lo primero de todo hay que desayunar y tenemos que ir a la estación a reservar el billete para el nocturno a Spiez (Suiza), este nos toca pagar y hay que reservar. El desayuno, esta vez no nos lo curramos mucho, lo primero que vemos al lado del albergue, por cierto el café muy bueno, la bollería muy rica y el camarero de buen ver.

Al llegar a la estación una cola impresionante, solo 3 taquillas abiertas y el aire acondicionado debe de ser otra leyenda urbana, como las persianas. Delante de nosotras, una pareja de torres rubias que en la hora larga que estuvimos en la estación apenas se hablaron (y eso que poníamos oreja a ver si descubríamos de dónde eran, pero debían de comunicarse por telekinesis).
Cuando ya nos va a tocar y estábamos felices, contentas y deshidratadas, viene un notas y nos dice que si puede hacer una pregunta que es un minuto, por mi no, pero hay que ser educados y tal y le dejamos, total que nosotras esperamos a que acabase una señora muy pesada con 200 maletas, reservamos el billete por cierto 30 euros por cabeza, casi nada, y nos fuimos y el de la preguntita seguía ahí, qué desgraciado, está en mi lista negra internacional, nosotras también era para una cosita, solo una reserva…

Encontramos la oficina de turismo enfrente de la estación y cogimos un mapa de Florencia por un euro en el que viene todo marcado y nos vamos a explorar.

Por cierto por si alguien va a Florencia y decide ir rellenando la botella de agua por las fuentes, primero cuesta una barbaridad ponerlas en marcha (hay que girar una especie de piña dorada) y segundo el agua es caliente.

Lo primero, la Piazza de Santa María de Novella, que está al lado, metemos el cabezón en la puerta a ver lo que podamos, porque hay que pagar y somos ruines y vemos el claustro hasta la taquilla de los tickets, dónde nos volvemos. Lo bueno de Florencia, es que todo es precioso y todo está cerca, en uno o dos días se puede ver y no defrauda.

Vamos hacia la Piazza del Duomo y alrededores. Calles estrechas, con palacios renacentistas impresionantes y muchos turistas, pero es lo que hay, llegamos al Duomo o Iglesia de Santa. María de las Flores, corazón y emblema de Florencia. El exterior está lleno de mármoles de colores, la verdad es una catedral espectacular y de nuevo, llena de turistas. Nos asomamos a la puerta y sorpresa, ¡ES GRATIS!!, debe de ser lo primero gratis que vemos en toda Italia (el Vaticano es otro estado ¡eh!), de nuevo la historia de los tirantes, yo me libro porque llevo una camiseta de tirantes muy anchos, pero a Rebeca le ponen una bonita capa de papel azul con un agujero para sacar la cabeza, lógicamente todavía me estoy riendo de ella, pero por lo menos aquí te piden algo y te facilitan el cómo cumplirlo, no como en el Vaticano.
Por desgracia a la cúpula de Brunelleschi no subimos, la vista dicen que es preciosa, pero son 10 euros y queremos comer de cuchara y tenedor y en una mesa, como la gente normal y las Puertas del Paraíso tenemos que verlas de lejos, porque están tomadas por una tribu de japoneses.

Vemos los alrededores y nos dan un montón de papelitos de sitios para comer, cuando ya nos entra la gusa y teniendo en cuenta el horario europeo, nos vamos a comer por 10 euros un menú del día, en mi caso un plato de pasta una ensalada que me supo riquísima y un café, rebeca cambió la ensalada por pollo y según ella era el mas rico que había comido, pero también es cierto que teníamos muuuuucho hambre.

Con las pilas puestas nos vamos para la que yo siempre he llamado la plaza mas bonita del mundo, he estado 3 veces en Florencia y cada vez me parece un sitio mas bonito:
La Piazza della Signoria, eso si de camino vamos cámara en mano sacando foto de todo, que estrés, todo es bonito.

Al llegar a la plaza, si de por si es bonita, tenemos hilo musical, un ruso tocando la guitarra y muy bien por cierto, pasamos hacia el Ponte Vecchio, porque si, es muy bonita la Galería de los Uffizi, pero no hay tiempo, quizá en otra ocasión, quién sabe…

Vamos hacia el palacio Pitti, que si no es muy caro entramos y tacháaaan, 12 eurazos del ala, con las mismas nos vamos, pateamos toda la zona del otro lado del río que en el mapa tenemos varios sitios marcados, pero no vemos nada de especial interés, lo único un trozo de la antigua muralla que está en una zona de árboles muy bonita al lado del río y nos damos cuenta de que la mayoría de los españoles que vemos (que son muchísimos) van discutiendo, curioso, luego nos daremos cuenta en el resto del viaje, que es algo común.

Por la tarde ya muy cansadas vamos a la plaza de nuevo y nos sentamos en las escaleras de los Uffizi a la sombra y a escuchar al ruso de la guitarra y después a un chico con una guitarra y una chica que canta, que pasada de sitio y que buenos son todos. Por cierto que aquí se nos cruza un chico sacado de un anuncio de multiópticas, juro y perjuro que jamás ví a nadie que le quedasen así las gafas.

Regresamos por la noche al albergue y nos encontramos a la inglesa con un montón de bombones y a los dormilones que resultan ser unos franceses o belgas a saber, extremadamente antipáticos. Vamos a cenar al mismo sitio del día anterior, salimos tranquilamente a comer la pizza al jardincillo y ¡oh, horror! Se nos pegan unos italianos de la tercera edad, cualquiera que haya visto italianos de caza ya sabe como son, por aburrimiento nos volvemos al albergue a dormir, no nos les vamos a conseguir quitar de encima si no nos vamos, se chafan nuestros planes de tomarnos una cervecilla tranquilamente…



Día 5 (10/8) Florencia

Lo primero nos despedimos de la inglesa que está encantada porque Florencia le parece un sitio muy bonito, y la verdad, no le falta razón.
Dejamos las mochilas gratis en la consigna del albergue, que majetes, y nos dejamos la ropa mas de abrigo arriba de la mochila, las tierras de Heidi no parecen tan calurosas como las de Marco, además llegamos a Spiez a las 5:13 y está en los Alpes.

Vamos a la zona que nos faltaba, Santa Croce y toda esa zona y hacemos un intento de subir a un mirador, desistimos del mirador, porque es un sitio muy empinado y hace muchiiiiismo calor.

Hacemos los remates de lo que nos ha quedado por ver y nos vamos a por un helado, que nos lo hemos ganado, como unas campeonas, no puede haber en todo el mundo helados mas ricos que los de Florencia, es imposible, me pillé uno de yogurt con frutos del campo que aun estoy babeando cada vez que me acuerdo.

Después nos decidimos ir de concierto otra vez y ya de paso vemos a un mimo buenísimo, lo que nos pudimos reír, que jefe.

Ya por la tarde vamos hacia el albergue a recoger las mochilas y cambiarnos de ropa en el baño y partimos rumbo a la estación, por cierto que nos subimos e un tren para ir de una estación a otra sin pagar y acongojaditas perdidas por si nos pillaban, pero la suerte estaba de nuestro lado y no apareció el revisor, aunque hemos comprobado que menos en Alemania, en los regionales no hay nunca revisor.

Nos tiramos una hora esperando al tren y viendo los trenes estupendos nocturnos que tienen en Italia, a mí me entran los siete males, porque dan claustrofobia solo de verles.
Cuando llega la hora cambian la vía del tren sin avisar y poniendo otro nombre del tren, como vemos que todo el mundo cruza, hacemos la táctica del mono y cruzamos también, y menos mal o nos quedamos en tierra, estamos apañadas cada vez que queremos salir de ciudad, ¡no nos dejan los trenes!

La verdad, el tren por dentro no está tan mal, excepto los baños que dejan mucho que desear, vamos en un vagón lleno de orientales, pero en nuestro compartimento van 3 suizas una coreana y nosotras dos, eso si, perdí la cuenta de los cabezazos que me dí contra las literas, que me he quedado mas tonta de lo que estaba y no dormí apenas mas que nada me angustiaba lo que nos esperaba en Suiza….
p.d- la primera foto es de la piazza dela signoria y la segunda del pone vecchio

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