domingo, 24 de agosto de 2008

crónicas del interrail 2008 (I)


por desgracia me voy a explayar bastante por lo menos en el primer día, porque yo lo valgo, pero a nadie obligo a leer, según lo que tenga que contar mas adelante de sitios como interlaken o berna que no hay nada especial que mencionar pues ya agilizaré la historia:



DIA 1 (6/8) Santander-Roma


Tras por supuesto hacer la mochila a última hora, despedirme de mi gato y después de mi señora madre (por ese orden) y con mas nervios que un filete de 3 céntimos salí en taxi a buscar a Rebeca e ir hacia la estación, que por cierto el señor taxista nos sopló 11 euracos del ala por llevarnos y luego se quejan, en fin…

Bueno, viene el flamante autobús de lujo (¿?) de la Continental, ahora Alsa, que lo único que tiene son asientos de cuero, que ni son demasiado cómodos, ni huelen demasiado bien, aparte ni nos ofrecen bebida ni nada. Y ahí la primera de nuestras “suertes” del interrail, subimos con un grupito de chavalillas modernas, que yo apodé las superpijas en un arranque de ira, que no tuvieron mejor idea que subir dando gritos a las 3:15 de la mañana a un autobús que viene desde Madrid con un montón de pobre gente dormida. Nos enteramos de camino de cosas tan interesantes como que se habían dejado la sartén en casa y tendrían que freír huevos en una cazuela…

Tras un laaargo viaje intentando dormir y calmar mis instintos asesinos, dos cosas que logré a duras penas, llegamos a Santander a las 5:45 de la mañana, vamos a las taquillas pero pone un cartelito que se abren a las 6, no van con dinero, hace falta una ficha y parece ser que solo la tienen en el mostrador de enfrente, en fin, pues a esperar, hay varias pantallas de televisión, pues nada a ver la teletienda…

A las 6:45 ni rita se había pasado por el mostrador y una señora ya mayorcita anda por la estación hablando sola, a ver si nos vamos a quedar así de respirar el humo de los autobuses, nada, nada a desayunar al bar de la estación que lo acaban de abrir.

Por cierto que curioso el bar, tiene la zona de fumadores separada por cristales, creo que es la primera vez que lo veo, los bares no siguen mucho la ley esa del tabaco, por cierto que mis “amigas” del autobús entran al baño por todo el morro a pesar de tener baños la estación, esas chicas deben de tener ya un gran club de “admiradores”.

Dejamos las mochilas ya en las taquillas que el señor del bar nos informa de que las fichas las tienen también en seguridad y nos vamos a dar una vueltecita por Santander. ¡Menuda niebla!!

Santander es muy bonito, a mi me recuerda a San Sebastián, hacía muchos años que había estado, el caso es que hace frío y estamos agotadas, damos una vueltecilla por la zona del puerto e itentamos sin éxito encontrar la playa, para no perdernos vamos de regreso a la estación, pero pasando por el mercado norte, que quería ver cómo se conservaban los alicatados, que tanto trabajo nos costaron recuperar.

Pillamos el autobús al aeropuerto y llegamos justo cuando abren el embarque, pues nada, a esperar, mientras nos aburren dándonos papelitos de un autobús que nos llevaría del aeropuerto a Roma ciudad por 8€, yo la digo a Rebeca de comprar el billete, pero al final decidimos dejarlo para Roma, que nos dicen que también se puede comprar allí, que le vamos a hacer, nos gusta improvisar…

Vuelo tranquilito a pesar de mi pánico a los aviones, y de nuevo nos insisten con lo del autobús y venden billetes, en el aterrizaje casi me da un infarto porque empezó a descender sobre Roma ciudad, y a mi eso de ver las casitas, Coliseo incluido acercándose a toda velocidad…, eso si, la vista muy bonita, al final le aplaudieron al piloto y todo, yo intentaba respirar mientras…

Ya en Roma descubrimos el pastel, resulta que Ryanair fleta autobuses por 8€ que te dejan en la estación de trenes Termini entre otros sitios, pero hay mas compañías, al final vamos en una que supuestamente es de 6€, pero nos cobran 5€, yo me río porque estoy convencida que nos han tomado por menores de edad.

Tras una horita o así llegamos a Termini, sin aire acondicionado y apunto de morir de un golpe de calor, un señor mayor italiano que iba detrás nuestro no deja de gruñir todo el camino y al bajar nos dice que qué agonía de viaje con el calor.

Miramos el plano ya en la estación para ir al albergue, vemos que es una salida de la estación y empezamos a buscarla, por supuesto no la encontramos, de nuevo ataca la “suerte”, decidimos rodear la estación para leer todos los nombres de las calles, la calle sigue sin aparecer y empiezan a agobiarnos con el “need hostel??”, ¡pero qué pesados!!!!.

Finalmente encontramos la calle que estaba algo mas adelante de dónde acababa la estación y empezamos a bajar, menos mal que era bajar, porque el número era el ciento y pico y empezamos en el uno. Llamamos al telefonillo y no entendemos lo que nos contestan, tras deliberar, Rebeca deduce que nos pregunta si tenemos reserva, le contesto si, en perfecto italiano, pero ¡ay amigo!, la moza es inglesa y hasta que no decimos yes nanai.

La simpática muchacha no nos había advertido de que era una cuarta planta sin ascensor y con un montón de escaleras, cuando llegamos arriba empiezo a tener síntomas de deshidratación y una sudada legendaria, debemos de estar a unos 40º C.

El rellenar los papeles y todo eso se hace una locura, entre que no hemos dormido, el calor, lo incómodo de ir con la mochila y la medio sordera del avión unido a mi escasez de inglés hacen el desastre, al final decido dar a la chica la razón como a los tontos y coger la llave y punto.

Entramos en la habitación y nos encontramos con dos chicas, yo que parece que estoy haciendo una encuesta las pregunto en mi perfecto inglés que de dónde son, por supuesto no me entienden mucho, se ve que no saben mucho inglés, una al final nos pregunta si somos españolas, resultan ser dos hermanas inglesas que están haciendo el interrail, en un mes quieren ir a un montón de sitios pero solo para salir de fiesta, la que nos lo cuenta había estado 4 meses en León y hablaba estupendamente español, que rabia y yo años intentando el inglés para nada…

Decidimos dejar las mochilas y salir a hacer turismo, vemos los foros romanos, seguimos hacia la Fontana di Trevi, La plaza España, con una temperatura buenísima, ni una nube y miles de españoles a nuestro alrededor, a mi se me llega a ir tanto que escucho a unos hablar italiano y pienso, mira, turistas. Por supuesto nos encanta Roma y el atardecer desde arriba de la Plaza España es épico, pero nos morimos de sed y los puestos de agua son carísimos, así que bajamos y buscamos un supermercado para comprar agua, que afortunadamente encontramos.

A la vuelta rodeamos los foros, para verlos iluminados y con el Coliseo de fondo, simplemente precioso…

Como llevábamos mas de 24 horas de pie decidimos retirarnos al albergue dónde nos encontramos a nuestras vecinas dispuestas a salir de fiesta, nos invitan a ir, pero declinamos, estamos muy cansadas, cenamos los bocadillos y al sueño reparador, o eso creíamos, inocentes…

A las a saber qué de la mañana oigo un golpe abro un ojo y literalmente se me para el corazón del susto, veo una taquilla abalanzarse contra mi y un sorry, perdón de fondo, por suerte no me cayó encima aunque el bote que metí en la cama lo notó hasta Rebeca que dormía en la litera de arriba.
La que sabía español traía a su hermana literalmente a rastras con un pedal del 15, se me pasa el susto y aunque arman mas ruido que un elefante en una cacharrería me quedo otra vez medio dormida, hasta que oigo el gran golpe, abro un ojo y veo a la inglesa estampada en el suelo arrastrándose a potar a la papelera, por suerte Rebeca decidió en el último momento no dejar la cámara cargando al lado de la papelera. Su hermana apareció de repente intentando levantarla y no se qué discutían de algo de dinero, casi me levanto a ayudarlas, al final consigue meterla en la cama y llevarla la papelera al lado para que no haga mas el kamikaze, y me duermo felizmente ya…

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